Una mañana en los adentros de Foréstia un grupo de tres
caballeros armados discutían mientras caminaban abriéndose paso por el espeso
bosque.
- Aun no entiendo por qué demonios debemos atravesar este detestable bosque Klyde.
- Ya te lo dije, necesitamos llegar al pueblo más cercano cuanto antes, nuestras provisiones de agua están por agotarse, y gracias a Brolaf toda nuestra comida se terminó antes de lo planeado, además tú eres el que se estaba quejando del cansancio, ¿no? Allí buscaremos una posada para quedarnos esta noche.
- Claro claro.
Hizo un gesto como de fastidio girando los ojos. En eso
un pequeño bicho descendió desde un árbol posándose sobre el hombro del joven
caballero provocando que diera un grito, casi como un chillido.
- ¡GAAAH! MALDITOS INSECTOS!
Y dando un salto se sacudió rápidamente.
- Júas júas júas tranquilo pequeñajo, fue solo un bichito.
- ¡CALLA BROLAF! ¡Que por culpa de tu estúpido e insaciable apetito estamos aquí!
El gordinflón se burló mientras comía una enorme pierna
de algún animal asado.
- Júas júas júas no es mi culpa que le temas a unos bichitos insignificantes Rohan.
Discutían y luchaban entre sí como niños pequeños.
- ¡Shhh! No queremos atraer animales salvajes, no hagan ruido. Siempre tengo que estar cuidando de ustedes.
Ambos lo miraron paralizados, como un par de niños
pequeños reprendidos por su padre. Mientras Rohan alaba la barba del gordinflón,
este le golpeaba en la cabeza con la pierna asada.
- ¡ESTOY HARTO! ¡VEN AQUÍ!
La pareja de bobos luchaba y rodaba en el suelo mientras
Klyde solo pensaba en el patético equipo de búsqueda al que fue asignado como
líder, del cual más que líder parecía niñero. De pronto se percató de algo
extraño entre la maleza, parecía haber un claro sin árboles a unos diez metros
de donde estaban. En dicho claro logró divisar tres siluetas, eran tres sujetos
armados.
- ¡Shhh! ¡Chicos veo algo!
El par de bobos dejó de pelear para acercarse
sigilosamente hasta donde se encontraba su líder.
- ¿Qué pasa?
Cuestionó Rohan.
- Tenemos que ser cuidadosos, esos podrían ser bandidos, he escuchado que últimamente abundan en estos bosques. Ve si puedes subir a ese árbol de allí para verlos mejor.
- Bien.
Sin
dudarlo se puso en cuclillas, fijó su vista a la rama más alta del árbol
indicado, y con una destreza que uno no se esperaría de él, dio un salto de dos
metros de altura, apoyó un pié en el tronco para impulsarse nuevamente y subir
dos metros más, finalmente se sujetó de una rama y dando un giro se posicionó
en cuclillas sobre esta. Desde esa altura podía verlos perfectamente, eran tres
sujetos claramente armados con espadas cortas y dagas, sus ropas y tatuajes no
dejaban duda, eran bandidos. Realizó una señal a su líder para indicar
que se trataba de tres bandidos armados. Sin embargo, logró ver algo más, en el
suelo había una cuarta silueta, se sorprendió al ver que se trataba de una
mujer, la tenían atada a un árbol y amordazada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario