Dravia, hace cinco años. Una
noche oscura, la luna llena resplandecía en el cielo como un enorme farol que iluminaba
el pueblo. Dravia se caracterizaba por tener pueblos sumidos en pobreza, y este
no era la excepción, las chozas eran humildes, las calles de terracería y los
tejados de paja. Sobre uno de estos un hombre alardeaba superioridad. Rió a
modo de burla, y haciendo un gesto de desprecio con su mano derecha exclamó.
- Pequeño idiota, ¿de verdad crees que podrás hacer algo contra mí?... ¡YO POSEO EL PODER DE LOS DEMONIOS!
Señalando su rostro enmascarado soltó
una risa burlesca. A su vez, su joven oponente se limitó a mantenerse en
silencio, y desenfundando una pequeña daga oxidada, se dispuso a hacerse una
pequeña herida en el antebrazo derecho. Tomó con su mano izquierda la sangre
que chorreaba por la herida y con sus dos dedos ensangrentados dibujó algunos
garabatos extraños en la frente de la máscara que portaba.
- Con ésta sangre, forjo la unión…
Susurraba en voz baja.
- ¡¡No creas que será tan sencillo jovencito!!
Advirtió el hombre, y en un abrir
y cerrar de ojos su silueta había desaparecido, en su lugar una nube de polvo.
El joven simplemente escuchó un zumbido de aire cortante a sus espaldas, no
logró ni siquiera girar su rostro para cuando sintió las afiladas garras del
sujeto cortándolo por la espalda, seguido de una poderosa patada giratoria que
lo mandó a volar causando que se estrellara contra un muro cercano. Tan fuerte
fue el golpe que dicho muro se vino abajo con el impacto, aplastando al pobre
chico, una espesa nube de polvo se levantó con la destrucción, y el ruido
despertó a muchas personas en el pueblo, se podía ver como las luces se
encendían en las casas.
- HAHAHA ¡¡PATÉTICO!! ¿Lo ves? ¡No eres nada más que basura!
Exclamó riendo el hombre. Luego
de su insulto guardo silencio un momento y dirigió su atención a las luces de
las casas.
- Mhh… parece que hemos armado mucho alboroto por aquí, bueno, no me gusta ser el centro de tanta atención chico, así que creo que te has salvado por esta ocasión.
Se dio la media vuelta y se
dispuso a dar un salto al tejado más cercano.
- Tu…
Al escuchar esto, el hombre se
detuvo repentinamente justo antes de saltar. La voz provenía desde la nube de
polvo en la que el joven se encontraba.
- Eh?... HAH! vaya que eres tonto, acaso no…
¡El hombre no terminó su frase
para cuando una especie de tentáculo oscuro salió desde la nube de polvo y lo
sujetó del antebrazo izquierdo con una fuerza descomunal!
- ¡¡¡AAAHHH!!! ¿Pero qué rayos? ¡¿Qué es esto?!
El sujeto frunció el ceño de
dolor, miró sorprendido aquel tentáculo que lo sujetaba con una fuerza tal que
sentía que su brazo se iba a partir en dos.
- AAAAAAAHHHGGG!!!
Tiró con fuerza para liberarse
pero era inútil. Desenfundó rápidamente su daga y sin pensarlo dos veces la alzó
con fiereza preparándose para asestar un corte hacia aquel extraño tentáculo.
- ¡¡Es suficiente!!
Un destello seguido por un sonido
metálico. El hombre abrió grandes sus ojos, su pupila se tornó pequeña, era un
rostro de completo temor, miró como su daga se encontraba partida en dos y
escuchó como los huesos de su brazo comenzaban a crujir.
- ¡¡¡Aaaaahhhgg!!!
Apoyó una rodilla en el suelo y
bajó la mirada.
- Bien...Entonces pongámonos serios…
La máscara que portaba comenzó a
emanar un aura de energía roja y la piel y garras del hombre se tornaron
negras, dentro de las oscuras hendiduras de los ojos de la máscara se veían dos
pequeños puntos rojos iluminados, eran sus pupilas que parecían estar en
llamas.
- ¡¡¡VEN AQUÍ!!!
Exclamó con fuerza, su voz ahora
era diferente, era un fuerte sonido gutural, era la voz de un demonio en
persona. Tiró con fuerza del tentáculo que lo sujetaba, esta vez era
una fuerza más allá de lo humano. Sorprendentemente parecía no ser suficiente,
así que con su mano libre sujetó el tentáculo y apoyándose firmemente en el
suelo tiró de el con todas sus fuerzas a la vez que daba un poderoso rugido.
Finalmente de aquella nube de polvo comenzaba a salir
una silueta.
- Te tengo...
Exclamó con seguridad el hombre,
mientras preparaba y acumulaba energía demoniaca en su puño izquierdo para
asestar un ataque mortal. Su sorpresa fue grande al ver que de aquella nube de
polvo no emergía la figura del pequeño joven al que había derrotado antes, sino
una silueta oscura y demoníaca que dibujaba en su rostro una psicótica sonrisa. El hombre se sorprendió por un
segundo, pero aun así decidió continuar con su ataque.
- No me importa qué rayos seas, ¡¡CÓMETE ESTO BASTARDO!!
La energía oscura de su puño
destelló con la fuerza de una potente llamarada, dirigiéndose directo al rostro
de la criatura misteriosa.
Fueron tan solo unos cuantos segundos, pero todo
parecía en cámara lenta. Un destello rojo iluminó todo el combate y el sonido
de un impacto fue claro.
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